QUIENES SOMOS

MIMIEL, es el resultado del esfuerzo y dedicación de las abejas y de los apicultores Reme Gutiérrez y Salvador Escobar; desde hace mucho tiempo amantes de la Naturaleza y lo natural.

No contiene aditivos ni tratamientos de ningún tipo. No se calienta ni procesa. Se envasa directamente desde los panales.

Nuestras abejas recolectan el néctar y los mielatos de cerezos, castaños, brezos, robles, encinas y se enriquece con muchas otras especies. Esta combinación le confiere un sabor peculiar que la distingue.


sábado, 7 de noviembre de 2015

LAS COLMENAS EN INVIERNO


A finales de otoño y principios del invierno, cuando no hay flores de las que alimentarse, cuando las temperaturas descienden y llega el mal tiempo, la actividad de las colmenas desciende poco a poco hasta paralizarse: la reina comienza a disminuir la intensidad de la postura (o puesta de huevos fecundados que dan origen a la obreras y a los zánganos) y van muriendo las obreras que durante el verano han trabajado intensivamente para proveer de alimento a la colmena y dotarla de reservas para el invierno (las obreras viven poco menos de tres meses). Comienza la hibernación de la colmena.



A partir de ese momento, las abejas se agrupan formando una especie de pelota que permite mantener el calor dentro de la colmena. En el centro de esa pelota está el nido que es la zona más caliente de toda la colonia, con una temperatura entre 25 y 32º. Desde aquí, el calor llega hasta las que forman la capa más exterior que así pueden sobrevivir cuando las temperaturas exteriores están por debajo de 10º, pues sólo cuando la temperatura exterior supera los 12º las abejas empiezan a moverse y a emprender el vuelo si esa subida continúa.



Los apicultores temen los cambios bruscos de temperatura que se produce a lo largo del invierno, pues si el clima es benigno y las plantas empiezan a brotar, la actividad en la colmena se inicia con la puesta de huevos de la reina, si se produce una baja repentina de temperatura y las abejas no pueden mantener el calor en las nuevas zonas de cría, las larvas o bebés abeja mueren, ralentizando la puesta en marcha de nuevo de la colmena cuando llegue el buen tiempo. Por eso es conveniente tener las colmenas en sitios soleados y abrigados, o protegerlas con materiales aislantes que le ayuden a mantener el calor.



Durante la invernada mueren gran cantidad de abejas tanto por causas naturales (las obreras viven poco menos de tres meses), como por enfermedades o por las bajadas bruscas de temperatura que impiden calentar la colonia de abejas. Otro elemento básico para la supervivencia de una colmena durante el invierno es que las reservas de miel y polen sean suficientes para ello, sino es así, debe aportarse la alimentación suplementaria para permitir una buena alimentación hasta la llegada de la primavera. También debe controlarse la situación sanitaria de la colmena, aplicándole el tratamiento correcto en caso de estar afectadas por enfermedades como la varroasis o la nosemosis.



Otros consejos son inclinar las colmenas para que el agua resbale, aislarlas del suelo, reducir las entradas para evitar okupas como ratas o ratones y si corren fuertes vientos, asegurar las tapas de las colmenas con piedras que impidan su vuelo. También hay que procurar que la colmena esté ventilada, evitando las corrientes de aire y que la comida esté cerca de las abejas para que puedan llegar a ella cuando están casi aletargadas.



Pero, en definitiva, el buen funcionamiento de una colmena depende de los conocimientos y cuidados del apicultor. Porque un buen apicultor sabe que si cuida a sus abejas, éstas cuidarán de él.

No hay comentarios: